La antigua ruta ferroviaria que conectaba la ciudad de Amarante con Arco de Baúlhe, desactivada desde 1990, fue transformada en un sendero ecológico de más de 50 km. Considerada una de las líneas ferroviarias más bellas del país, la Ecopista do Tâmega permite el contacto directo con el patrimonio histórico y natural, pasando por apacibles pueblos ribereños, puentes, túneles, viñedos y el río Tâmega, ex libris de la región, que Aparece por sorpresa en varios puntos de la ecopista.

 

Nada más salir de Amarante, en el kilómetro 16, pasará por el Túnel Gatão, de 153 m de longitud. Las entradas del túnel están cubiertas de vegetación que le confiere un encanto especial. ¡Pausa fotográfica!

Aproximadamente un kilómetro y medio después del túnel, se encuentra el muelle y la antigua estación de Gatão, con paneles de azulejos y, 150 metros más adelante, en el lado derecho, se encuentra la iglesia románica de Gatão. La iglesia del siglo XIII forma parte de la Ruta del Románico del Tâmega y Sousa.

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Los vinos verdes, blancos, tintos y rosados ​​que se producen en la región son muy apreciados en Portugal. Por tanto, no te sorprendas por las numerosas hectáreas de viñedos que, a lo largo del recorrido, se adueñan de la ecovía.
¡Pero ecovia no se compone sólo de viñedos! También pasará por varias estaciones que están siendo restauradas y transformadas en espacios culturales, como la estación de Celorico de Basto, que alberga el Centro de Interpretación del antiguo trazado ferroviario.

 

Antes de llegar a la estación de Mondim de Basto, pasarás por uno de los puentes ferroviarios de granito más grandes de Europa. Con 47 m de altura, el puente Matamá, construido en 1934, tiene 194 metros de largo. Aquí… ¡pausa para las fotos, una vez más! ¡La vista del río Tâmega y del Monte Farinha (donde se encuentra el Santuario de Nossa Senhora da Graça) es simplemente sorprendentemente hermosa!

El recorrido finaliza en el edificio de la estación Arco de Baúlhe, hoy Centro Ferroviario. Mientras descansas, antes de pedalear en dirección contraria, aprovecha para admirar los paneles de azulejos de 1940.